Cójase una madeja de su pelo, escogiendo los cabellos
más largos, quémese sobre ascuas de carbón y échese la
ceniza sobre cualquier mueble que antes se haya untado
con miel, cuando antes haga su mujer se ponga sobre el
mueble. Después de esto no podrá amar más que a él ni
tendrá gusto alguno en ser cortejada por ningún otro.
Mari Santera