Si notas que te peleas frecuentemente con tu pareja, o existe falta
de comunicación con largos y tensos silencios lleva a cabo este ritual
en el atardecer de un día de Cuarto Creciente. Ocho velas blancas,
un cristal de cuarzo blanco, los pétalos de una rosa blanca o jazmín.
Procede a ungir las velas como de costumbre (ver unción) y escribe
con un punzón tu nombre o apodo y el de tu pareja en ellas.
Colócalas sobre una bandeja o superficie plana formando una figura
semejante a dos rombos (las puedes fijar a la bandeja con vela si no
tienes los ocho porta velas)
Coloca en el centro del rombo de la izquierda el cristal de cuarzo, y
en el centro del otro rombo los pétalos de flores. Enciende las velas
comenzando por la primera de la izquierda, la de arriba, la de abajo
y terminando en el extremo derecho, lo mismo con el otro rombo.
Siéntate delante de las velas y cerrando los ojos medita sobre el
motivo que llevó a la pareja a no tener armonía y luego fija en tu
mente la idea de armonizar la relación, de corregir los errores
cometidos, y por sobre todas las cosas alejar de tu mente y de tu
corazón los rencores. Recuerda el día en que conociste a tu pareja y
el motivo que te llevó a enamorarte de ella.
Una vez consumidas las velas, arroja los restos de velas que puedan
haber quedado a un curso de agua (río, lago o cañería si vives en la
ciudad), entierra los pétalos de flor en la tierra y guarda el cristal de
cuarzo por si deseas repetir el ritual.
Mari Santera
