Una opción muy interesante sería que nosotros mismos las plantemos desde una semilla o gajo.
Lo que debe tener en cuenta más que nada, es que siempre le transmitamos energía positiva.
No deberá plantar una ruda si esta pasando por un mal momento, si su estado anímico es malo,
o si físicamente no se siente bien. Tampoco lo haga si se siente enojado, enfadado o indiferente. Piense en hacerlo en un momento en que te encuentres tranquilo, con paz, y fe. Su cuerpo y espíritu deben estar óptimos para ello.
Deberá cuidarla, pero no estar muy pendiente de ella todo el tiempo. Lo ideal es colocarla en un jardín donde reciba mucho sol, del lado izquierdo de la puerta que va de la casa al jardín cuando es una ruda macho, y del derecho cuando es una ruda hembra. Para aprender a diferenciar una ruda macho y una hembra, la macho posee hojas más grandes, mas tupidas, más anchas. Si ve que la ruda empieza a secarse, no trate de revivirla, porque es normal que aparezca así ya que esta “tragando” todas las malas energías que existen en el ambiente. Si se seca del todo, deberá tirarla y simplemente plantar otra.